Y al viernes de la aurora,
las coplas sobre claveles,
sonidos de cascabeles,
te conocí... mi española.
Sábado de madrugada,
con sabores del romántico,
y un abrazo de hermanos,
a mitad de la mañana oscura.
Española de mis amores,
a ritmo de tus panderos,
suspiran enamoradas las flores,
española de nuestros corazones.
Corren las guitarras,
a riendas del osado juglar;
te conocí mi española,
en forma de arte para amar.
Extraño el lugar y momento donde a la vida,
frío y yo tan efusivo le di la bienvenida,
el recuerdo del vacío sin vaciar,
el hermoso cielo libre sin llenar.
Extraño el sonido de la válvula de cariño a pasión,
dejando escapar aire comprimido de sabor,
las mejores Lentejitas son de olla a presión,
sí, esas que mamá hacía con demasiado amor.
La música de domingo con papá,
aquellos boleros del criollo puneño,
mezclados con las Lentejitas de mamá,
eran lo más parecido al perfecto sueño.
Y aún sigo sentado aquí, preguntándome ¿Dónde estarás?
La mujer que conocí la semana pasada,
la bibliotecaria que sonrió mi apellido y libro,
la chica que susurró que había examen mañana,
la adolescente que aguanta el rubor cuando la miro.
La profesora que me presentó a "Marketing",
el sabor de las palabras de fundamentos de mercadotecnia,
la dulzura que me delata, y sin querer maldecir,
prefiero ir armando el desamor y su estrategia.
La otra adolescente que veré mañana en Antropología,
el vicio de rondar Secretaría Académica sin razón aparente,
la otra bibliotecaria que esconde treinta años con filosofía,
disfraza a la edad de vida, lo sé de buena fuente.
La 'Pardo', no sé si lo escribo bien, lo pronuncio bien,
la aplicada dama que lee siempre el mismo libro,
siempre, siempre, siempre lo hace delante mío;
la que siente odiarme y quererme tan bien.
Y aquí estoy sentado preguntándome "¿Dónde estarás?"
