domingo, 10 de febrero de 2013

San Agustín, el gran pecador.



San Agustín:

«Éstas dos voluntades que hay en mi, una antigua, la otra nueva, una sirviente de la carne, la otra del espíritu, desgarran mi alma.»

Si es cierto que el error llamado al pecado es llamado también al castigo, sin embargo, muchas veces, las consecuencias accidentales de ellos terminan en reflexiones para meditarlos, entonces se tiene la cuasi-ventaja de tener dos perspectivas opuestas una de la otra en un mismo punto de vista. San Agustín es clara muestra de ello, de opinión personal,  que recogió dicha cuasi-ventaja para hoy por hoy, ser uno de los pocos, padre de la Iglesia que merece ser llamado filósofo.

San Agustín ha despertado en mí otros efectos, entre muchos, de saber aún más del Omnipotente.