sábado, 1 de junio de 2013

Omar y yo en el Temporal


Nos queda la pena, nos abandona el amor
queda el recuerdo y perdemos la guerra,
nos perdemos a la vista de éste bufó
fatuo, moro y vanidoso.

Adios ciudad del futuro incierto que se nos asomaba
bajo la luz tenue de la distancia entre nosotros y la pseudoamada,
aquella amada de la ciudad no tan lejana,
a los pliegues de la falda coqueta y costera de la mar.

¡Oh dulce agonía! ¡Amarga felicidad!
¿Acaso son los impulsivos deseos de Omar?
Indubitable, gobernados por la voluntad mía
en una democracia moral de lo causal.

Recuerdo el recordar de nuestra eterna musa,
habita en forma de cadáver en nuestras palabras,
en el pensamiento y sentimiento del mañana,
cuando ya sea el ayer su figura de bruja.