miércoles, 11 de diciembre de 2013

Una síntesis de la Experiencia Moral y Física - Parte I

Jordán Bruno Genta (Argentina, 1909-1974)


El punto de partida y de llegada de la ‘experiencia moral’ es la experiencia metafísica (distinción del ser en cuanto a su ser, lo que lo hace ser), que Aristóteles denomina tercer grado de abstracción, considerando que en primer grado se estudia al ente en cuanto móvil y en segundo grado, en cuanto cantidad. Esto se distingue a la experiencia física, que sólo se limita a un carácter material y sensible.

En éste grado metafísico, se aplica la doctrina hilemórfica (materia y forma), el cual se considera el más importante entre sus grados homólogos ya que se estudia el conocer un objeto en su substancia misma (per se), donde la inteligencia del alma racional humana ‘conoce’ el objeto mismo en cuanto a su esencia, el cual no se somete nunca al cambio, es permanente; y por otro lado sus accidentes (que corresponde ser en otro y no en sí mismo) que cambia constantemente. Éste fundamento es el cimiento de éste escrito.

Si el punto primero de la experiencia moral es el metafísico, por otro lado, la experiencia física se basará puramente en la experimentación de los accidentes del objeto estudiado, lo cual lleva a concluir que no accedemos exactamente a la necesidad inteligible y no estamos conociendo; la inteligencia no accede en este grado. Es por eso que no necesitamos ‘conocer’ un objeto físico para usarlo, el hombre puede hacer uso de la energía eléctrica o el envío de hombres a la luna, por ejemplo, sin conocer su fin último (causalidad), su esencia.

El mundo físico, donde el hombre experimenta con el cálculo y otros métodos de experiencia física, es en donde la verdad coincide con el éxito, en donde una fórmula errónea o un cálculo mal planteado se pueden reformular. Esto es completamente distinto a la experiencia moral en donde un obrar maligno o negativo tiene consecuencias prácticas e incluso puede configurarse triunfalmente, que es un daño terrible, en la política (campo de la experiencia moral) por ejemplo como ha sucedido con doctrinas comunistas.

Comprendemos entonces que existe una radical distancia entre la experiencia moral y la experiencia física, ésta primera basará su estudio en ejemplos (causa ejemplar), que irradia siempre una fuerza normativa y que influye en la conducta de los demás. Una técnica jamás será solución directa de un problema moral.

El alma racional del hombre posee potencias de inteligencia y voluntad que sobrepasan lo corpóreo, es por eso que el alma opera como principio fundamental fuera del cuerpo, a pesar de estar unido substancialmente a éste. San Juan de la Cruz dice: «El alma esta más donde ama que en el cuerpo que anima, por que el cuerpo vive de la vida del alma y el que ama vive del amor del amado», el hombre puede exponer su cuerpo al sufrimiento y a la muerte por el que ama, por eso esta mas unido a lo que ama que a su mismo cuerpo con el cual tiene unidad substancial.

En este aspecto y siguiendo tal línea, Santo Tomás dice: «El alma es el hombre interior», en cuanto es el estudio de la naturaleza de las potencias del alma mencionadas en el párrafo anterior (inteligencia y voluntad) existe una ciencia que se llama Psicología, que es en lo fundamental una ciencia filosófica y también existe otra en cuanto al ser por al realidad de Dios, llamada Teodicea (teología natural).

Para el estudio de un objeto es necesario conocer su principal (o lo mejor, lo primero, etcétera), lo cual se accede a través de la metafísica. Si yo deseo conocer un caballo, por ejemplo, necesitaré ir a un caballo ejemplar, al caballo más perfecto, de igual modo tengo que actuar para el obrar moral, tengo que acceder a la esencia misma del objeto por que allí, en lo mejor, esta la norma.

El obrar moral es una preferencia por lo mejor (el fin último), para una perfección en el hombre en cuanto a su ser, sin embargo, tiene que ser Dios quien lo haga partícipe del bien y no de ‘lo mejor que le parezca’ al hombre (como veremos en la segunda parte de este escrito). Aún cuando erramos al obrar siempre estamos orientados a este fin último, todo obrar (incluso malo) tiende a este fin mejor y último, al cual llamamos subjetivamente: FELICIDAD.


Éste es un resumen académico del curso de Ética dictado por el Profesor Jordan Bruno Genta en el Centro de Estudios San Alberto Magno.
Síntesis propia. Citas del autor.

Referencias:
Genta, Jordán Bruno. (1930 aprox.). Curso de Ética. Argentina: Centro de Estudio San Alberto Magno.

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Fé de erratas:
En referencias se indica el año de producción del material en 1930, de la siguiente manera:
Genta, Jordán Bruno. (1930 aprox.). Curso de Ética. Argentina: Centro de Estudio San Alberto Magno.

Debe indicar:
Genta, Jordán Bruno. (1970 aprox.). Curso de Ética. Argentina: Centro de Estudio San Alberto Magno.