viernes, 15 de mayo de 2015

Juliaca, la Guerra del Pacífico y sus consecuencias

Hablar acerca de la Guerra del Pacífico en el continente sudamericano es hacer referencia a todo el siglo XIX, marcado principalmente por las independencias de las colonias españolas en ésta región; como es de ver: en 1817, 1821 y 1825 para Chile, Perú y Bolivia, respectivamente. Sin embargo los inicios de ésta centuria no fueron del todo alegría por la conquista de la libertad. En 1836 Perú y Bolivia conformaron una confederación que evidentemente amenazaba los intereses de Chile, por la posesión del salitre y guano, además de los recientes descubrimientos de yacimientos de nitrato en el desierto de Atacama, aún entonces boliviana, en Antofagasta para la recién inventada dinamita; entre otros factores clave para lo que más adelante definiría una hegemonía económica y política sobre dicha región.

Analizando la situación de Perú durante la época de guerra, 1879 a 1884, la figura era la siguiente: 

  • Para la conformación de la mencionada Confederación, ya se había establecido una división administrativa de departamentos, entre ellas: Puno.

  • Años antes el expresidente militar José Balta había despilfarrado toda la riqueza acumulada de años anteriores a través de la minería. Su sucesor, el civil Manuel Prado al ver esto, aplico estrictas políticas de austeridad, lo cual no ayudaría en lo más mínimo para reparar la situación del Perú, y al contrario, la reducción del presupuesto en armamento militar para la guerra venidera fué perjudicial.

  • Luego de iniciada la guerra, Manuel Prado viaja en diciembre de 1879 a Europa para contraer deudas colosales para la guerra, otro grave error. Mientras tanto una población rebelde limeña puso a Nicolás de Piérola como Presidente, quien durante su gestión como Ministro de Finanzas había otorgado un 'casi' monopolio del guano a la empresa Auguste Dreyfus.

  • El entonces presidente boliviano Hilarión Daza, en mayo de 1880, después de haber 'provocado' la guerra, abandona cobardemente su país a su suerte, dejando así la contienda entre Perú y Chile.

  • El 17 de enero de 1881, se había concretado la invasión chilena a Lima, tomando así el poder sobre el país después de la caída de Arica, Grau, Tarapacá y otros. Después de miles de muertos, el reducido ejército peruano huyo, unos hacia el norte, otros hacia el sur como resistencia. Entonces los chilenos nombran como nuevo presidente peruano a García Calderón, militar arequipeño enemigo de Piérola. Perú era desde entonces un gobierno títere de Chile. 

Pero... ¿Qué pasaba en Puno durante éste tiempo? ¿Cómo participó Juliaca de la guerra?. Pues bien, durante la ocupación chilena, en Puno existió una clara división sobre el gobierno títere de García Calderón. La oposición y la adhesión de apoyo, ésta última estaba conformada por una muchedumbre popular que estaban a favor del presidente en vigencia, como muestra de ello se firmaron dos actas de ducha adhesión popular en Puno, el 8 de octubre de 1881 y el 12 de marzo de 1882. Aún así antes de ambos escritos, ya existía una acta de oposición suscrita el 13 de marzo de 1881, a diecinueve días del nombramiento de Calderón.

Puno en la guerra con Chile, Mario Edmundo Nuñez Mendiguri. Presentación del libro en la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa de Arequipa.


En plena guerra al año 1881, Avelino Cáceres se organizaba con la guerrilla agrupada en el sur del país; los famosos montoneros, personas adiestradas militarmente o no, que estaban con una furia extrema por la reciente ocupación del país. Además de ello, se unían combatientes restantes de las batallas sangrientas y literalmente suicidas de Tacna hace un año (26 de mayo 1880), indígenas quechuas y aimaristas que habían sido masacrados por la evidente desventaja entre armas incas antiguas y la artilleria moderna chilena. 

En fín, Juliaca había sido convertida en centro de operaciones para comunicación y abastecimiento (como en el pasado, durante el incario, había servido de 'tambo'), para ello se extendieron cables de servicio telegráfico desde Puno a Desaguadero con el fín de aumentar la comunicación entre Perú y Bolivia. Es decir, en Juliaca se emitía o recibía información y documentos de Arequipa, Cusco y Bolivia. Además, el servicio comprendía las vías férreas Arequipa - Juliaca, Puno - Juliaca y Santa Rosa - Juliaca. A continuación un telegrama remitido por el Coronel Belisario dirigido al Capitán Nacarino, Comisario de Juliaca, y retransmitido a Arequipa al Coronel José de la Torre, jefe superior, político y militar de los departamentos del sur:

«Recibido de Juliaca á las 9 h p.m.Marzo 10 de 1882Sr. Jefe SuperiorA las 2 p.m. Acabo de recibir un propio del Coronel Suárez en que me encarga transmitir a US. El telegrama siguiente:
Sr. Coronel Jefe Superior - La noticia de la derrota y dispersión de las fuerzas del Coronel Panizo, por las del Coronel Cáceres, Plenamente confirmada. Si US. desea conocer en el acto algunos detalles, puede facultar al Comisario de Juliaca para que él comunique por telégrafo los documentos que en pliego cerrado se le remiten para US. Dios guarde á US.- BELISARIO SUÁREZ.Que tengo el honor de comunicar á US. NACARINO.»

Dias después el Comisario de Juliaca fué sustituido por el Sargento Mayor Manuel Altamirano. Entonces se informaba desde Arequipa que se habían recibido tres documentos telegráficamente de Juliaca, indicando que uno de ellos era del Coronel Belisario y otros dos del Prefecto de Abancay y el Comandante Militar de Pampas, en todos esos documentos se hacía mención a la expedición de Avelino Cáceres. 

Así, el 3 de noviembre de 1883 Juliaca era ocupada por el Ejército Chileno como su paso mediante la líneas ferroviarias con destino a la, hoy ciudad, de Puno al mando de el Coronel Diego Dublé Almeida. Dionisio Torrez, importante escritor juliaqueño emulador de Jorge Basadre y Emilio Romero, integrante del Centro Musical Juliaca y fiel amigo del Grupo Orkopata, relata éste acontecimiento así:

El día 2... cuatro convoyes arrastrados por 4 maquinas... se hicieron al vapor desde la estación de Arequipa con dirección a Puno. Sin novedad alguna, llegaron el día 3 a la estación de Juliaca

Al día siguiente, el día 3 de noviembre, el ejercito chileno ingresó a Puno para poder tomar el día 7 el Salón Consistorial de la Municipalidad y allí mismo firmar un acta de reconocimiento de gobierno del General Miguel Iglesias, un apegado seguidor de Piérola (quien ya había sido hecho a un lado en la Capital) como estrategia principal de los chilenos, ya que Iglesias les podría ofrecer un tratado de paz con extensos beneficios para Chile y así terminar con el conflicto, que por por cierto ya recibía presiones internacionales, por Estados Unidos y Europa (principalmente Francia, por el préstamo colosal hecho a Mariano Prado). Ésta ocupación lo relató así el Diario El Siglo de Puno:

«A las 10 y ½ de la mañana del 4 de noviembre, entraron los chilenos en la ciudad [de Puno]; llegaron á la plaza de Armas y allí, después de algunas palabras que dijo el señor Zea [regidor de Puno] y de una arenga del Coronel Dublé; desfilaron las tropas á sus respectivos cuarteles improvisados»

Ese mismo mes, más tarde, los chilenos ocuparon Santa Rosa, lugar puneño fronterizo con Cusco por donde también pasaba la linea ferroviaria, en ella también reconocieron a Miguel Iglesias como presidente, mediante el poder de las autoridades municipales.

De éstos acontecimientos se concluye que el propósito del Gobierno chileno era dispersar la guerrilla patriota que más adelante iba hacerle frente. Sin embargo, no fueron los únicos enfrentamientos que hubo por gracia de estas estrategias de Chile, que por cierto fueron muy bien pensadas a diferencia de Pierola. Al terminar la guerra, el 20 de octubre de 1883, con el Tratado de Ancón, el País Inca había perdido gran parte de territorio, así como Bolivia la mínima posibilidad de salida al mar por su retirada en la guerra.

Entretanto, más adelante en 1984 y 1985, como consecuencia, en Puno se enfrentarían Caceristas y Pierolistas, bajo el gobierno presidencial de Avelino Cáceres en el bando de los 'oficialistas'. Uno de los combates más resaltantes sucedió en Cabanillas a las cercanías de Juliaca. Todo empezó con el intento de la toma del Cuartel de la Guardia Civil de Puno el 1 de junio de 1894, al mando de pierolistas, éste hecho es relatado por el Diario La Bolsa el 2 de junio del mismo año:
«Anoche pierolistas atacaron cuartel guardia civil. Después de cambio de balazos fueron puestos en fuga».
Este hecho es resaltado además por la aparición de mujeres montoneras de Huancané y otros pueblos de la región, haciendo notar el detalle del matriarcado que desde tiempos de Kollasuyo se mantenía, sobre todo en Juliaca. Así lo relata La Bolsa el 18 y 25 de agosto de 1894:

«Más de 20 [pierolistas] quedaron apresados en la Isla Taquile. A los pocos días de la frustrada toma aparecieron montoneras en Huancané y otras provincias».

Por último, los hechos ocurridos en Juliaca incluso antes de su creación en 1926, casi cincuenta años después del conflicto con el País Sureño hacen ver claramente la posición de ésta ciudad respecto a las vías de comunicación y reserva de recursos, la han determinado como foco de comercio y negocios para las ciudades. Sirve como punto de paso obligatorio para transportarse a ciudades como Cusco, Arequipa, Moquegua, Tacna o paises como Brasil, Bolivia y Chile. Hoy a punto de cumplir menos de 90 años, con uno de los indices de crecimiento más altos del Perú (2.54) y considerada por muchos investigadores en el Top 10 de las mejores ciudades con mejor calidad de vida por sus altas tasas de desarrollo económico y actividad empresarial (PerúEconómico, 2012); esta destinada a convertirse en capital económica de la macro región sur, el único problema que aqueja a ésta futura metrópoli es la informalidad existente entre sus muchas variables de ciudadanía y organización, lo cual se podría justificar con el crecimiento apresurado de una ciudad tan joven.


Bogotá, 15 de mayo de 2015.


Referencias:

Calsín, René. (2001). «Bodas de Diamante de la Provincia de San Román». Juliaca: Viamonte Impresores S.R.L.

Razoux, Pierre. (2005). «La guerra del Pacífico (1879-1884), pp 107 - 124. Le Chili en Guerre». París: Economica. (2011).

Apaza, Hugo. «Dionisio Torres Juarez, Escritor Juliaqueño sin par». Consultado el: 14 de mayo de 2015. Extraído de: http://juliaca-hugo.blogspot.com/2011/04/dionisio-torres-juarez.html.

Perú Económico. (2012). Top10: Ciudades con Mejor Calidad de Vida. Consultado el 14 de mayo de 2015. Extraído de: http://perueconomico.com/ediciones/74/articulos/1337

martes, 5 de mayo de 2015

Segundo mes en Bogotá

Marzo, frío, accidentes, mexicanos, nuevos amigos y mucha tuna. Éste es el segundo mes viviendo en Bogotá mediante el programa de movilidad estudiantil de UDUAL.

Un día antes de terminar el mes de febrero me mudé (o trasteé, en terminología colombiana) a un piso compartido cercano a la sede principal de la Universidad Santo Tomás (mi actual universidad) en el barrio de Chapinero. Se trataba de un apartamento en el piso tres de un edificio apodado 'La Torre Blanca' por sus propietarios, Don Manolo y su esposa, quienes arrendaban las residencias compartidas a extranjeros, éste edificio era muy particular con un toque vintage más por dentro que por fuera; muy cómodo.

Al apartamento donde llegué, después de visitas previas, ya convivían cuatro estudiantes mexicanos provenientes de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México): Sofía, Jovanna, Donají y Carlos. Con éste último es con quien comparto habitación y una amistad más cercana que con las damas, un tipo con quien he compartido conversaciones agradables y un ligero vínculo de hermandad por lo que líneas más adelante relataré.

Hasta éste momento ya empezaba una tendencia con pendiente positiva respecto a mi 'apego' (amañarme, en terminología colombiana) por lo que vale Colombia; sus costumbres, música, comida y acento me golpeaban tan fuerte que me hacían pensar que entre éste país y el mío la brecha de diferencias era más grande mientras más días pasaban. En efecto, yo creía creer que por ser países andinos y contiguos no había más minúsculas diferencias, después de todo teníamos un pasado similar, por no decir igual. Mismos colonizadores, forma de virreinato, idioma heredado, mismo libertador y hasta la extensión del Tahuantinsuyo abarcaba regiones colombianas como lo que hoy en día es San Juan de Pasto. De esto último es que a los peruanos nos confunden, la mayoría de veces, con pastusos aduciendo la similitud del acento; en mi caso en cada oportunidad de charlar con nuevos amigos me confundían con ser pastuso, mexicano y hasta ecuatoriano. La respuesta era siempre la misma: 'No señor, soy peruano', me hacía muy feliz decirlo cada vez por que de allí venían preguntas típicas sobre Machu Picchu, las llamas, el Lago Titicaca, la comida y desgraciadamente también de la 'Señorita Laura', las primeras preguntas eran de extremo orgullo y las últimas de una inacabable vergüenza por que de allí es que muchas personas creen que en Perú vivimos en la miseria y que la pobreza es tan grande que tenemos que asistir a programas de televisión basura para ser humillados con el fín de que se nos regale un 'carrito sanguchero'.

¡No más Laura! 


Afortunadamente la mayoría de éstos nuevos amigos saben que 'Señorita Laura' es vergüenza nacional y que solo alimenta de basura al conocimiento de los estratos más bajos de América Latina, personas que 'gustan' de este tipo de programas televisivos y muy a mi pesar son quienes normalmente protestan por todo (no todos, pero sí un cincuenta más uno por ciento) y están a favor de un gobierno enteramente paternalista, quienes hacen paro y huelgas muy violentas pero sin embargo no saben cómo responder a '¿Y usted por qué protesta?', terminando en decir 'por un país mejor' y nada más. Gente manejada a antojo por líderes sindicales, de barrio de organizaciones ambientales, que en general terminan en beneficio particular. Estoy convencido una ves mas que la televisión es más perjudicial que beneficiosa y que mantiene la mano de obra barata de un país. He allí la realidad de mi amada América Latina.


San Andrés, San Andrés, San Andrés

Con anticipación había programado un viaje para la isla de San Andrés con Tomás, Valentín (belga y francés, amigos también de intercambio) y Narda (roomie de Tomás) quienes luego me presentaron a Lissete, Óscar y Daniel (hermano de éste último) para el viaje que hicimos el jueves 5 de marzo por la mañana.

El Acuario de San Andreés. Al fondo: Kame-house.

Llegamos a un apart-hotel al extremo nor-occidente de la isla, cerca a la bahía. Los días pasaron tan rápidos y muy lentos al mismo tiempo, el ligero olor a humedad y corales de la isla era tan relajante como el calor caribeño que se sentía de noche y de día. Era extraño tratar de entender que todavía nos encontrábamos dentro del territorio colombiano; el segundo idioma más hablado en la isla era una mezcla rara de inglés y francés, la mayor parte de la población era de raza negra, la principal iglesia era una bautista presbiteriana y estábamos a más de 700 kilómetros de la costa colombiana, es mucho más cerca Nicaragua o Costa rica; era evidente que la dependencia del turismo era muy importante, de hecho se tiene que hacer un pago extra de 50,000COP (equivalente a 23USD aproximadamente según tipo de cambio) sólo para ingresar a la isla en calidad de turista.

Apart-hotel en San Andrés.

Fueron cuatro días de vivir en un paraíso terrenal, compartiendo y disfrutando experiencias, sentí mucha emoción cuando encontré un restaurante gourmet peruano. Todo fué divertido hasta el domingo de regreso a Bogotá; unas horas antes de embarcarnos al aeropuerto de regreso, aquel mediodía del 8 de marzo decidimos hacer una vez más un recorrido alrededor de la isla con un carrito de golf (que más bien parecía una cuatrimoto enorme con una potencia incontrolable) y dos motocicletas lineales que decidieron arrendar Valentín y Tomás. En el vehículo motorizado íbamos Óscar, Daniel, Narda, Lissete y yo que decidí viajar en la parrilla trasera sentado y mirando a Tomás acelerar detrás de nosotros. Mientras salíamos del Hoyo Soplador (una de las principales atracciones turísticas en tierra) al otro extremo de la isla, el carrito escapó al control de las manos del conductor y después de mucha velocidad trabajada, el carro volcó por el lado izquierdo y aquí me convertí en el 'peruano volador' (jajaja), a pesar de viajar en el puesto más peligroso del carrito, salí con lesiones medianas y leves por todo el cuerpo al caer y rodar por el pavimento; mis amigos dentro del carro no tuvieron la misma suerte. Como resultado nos evacuaron al Hospital Departamental de San Andrés, sin embargo después de muchas evaluaciones y advertencias yo decidí abordar el vuelo de retorno a Bogotá con Tomás y Valentín que por obvias razones no 'sintieron' el accidente.

Estuve incapacitado por nueve días y luego volví con mucho esfuerzo a las clases de la universidad, quienes me ayudaron en todo momento desde su Oficina de Internacionalización gestionando mi seguro médico.


Feria de Movilidad Internacional por la USTA

Durante el 25 y 26 del mes la ORII (Oficina de Relaciones Institucionales e Interinstitucionales) de mi universidad organizó un evento de intercambio cultural para poder animar a los estudiantes colombianos postular a un programa de movilidad. Con anticipación teníamos la oportunidad de montar un módulo por país, para esto nos agruparon por nacionalidad y así mostrar sitios turísticos y culturales de nuestros países de origen, en ellos estuvieron: Perú, México, Brasil, Marruecos, Francia, Bélgica, Polonia, Argentina, Bolivia, Alemania, España e Italia.


Por más incomodidad que me cause, tengo que decirlo, nuestra –los peruanos– organización fue realmente pésima. Al pasar por la feria era evidente la poca organización que hubo con Perú, todos tenían bellos módulos muy bien trabajados, sin embargo el nuestro parecía improvisado (realmente fue así) y aún más hablando del tiempo y puntualidad, tuvieron que llamarnos al celular para presionarnos sobre asistir a nuestro módulo. Aquí es cuando hago una pausa para reflexionar sobre lo la tremenda problemática que existe en mi país respecto al compromiso y responsabilidad, dentro de este marco se encuentra la puntualidad, orden y otros factores claves para un país desarrollado o en proceso de desarrollo. Es necesario entender que éste no es un problema actual, sino, más bien, se acarrea desde antaño; un ejemplo claro son los gobiernos de tránsito durante la época del guano (fundamental combustible durante el siglo XIX) y la pérdida de éste en territorios que ahora pertenecen a Chile al terminar la Guerra del Pacífico. El guano fue crucial para modelar la economía del país a uno mucho más desarrollado que el de ahora, sin embargo la extrema corrupción, golpes de estado, gobiernos militaristas y la falta de compromiso con el país para un futuro sostenible fueron catastróficos para lo que hoy en día es el Perú. 

Según la historia enseñada en etapa escolar a todos los peruanos, durante el Incario, el compromiso y lealtad eran leyes muy claras que formaban parte de la cultura andina, de allí semejantes construcciones o sistemas de conquista rápida, así como el cultivo y uso de recursos naturales; estas leyes incluso trascendían la parte moral de los ciudadanos incaicos, formulando así las tres normas de convivencia, en quechua: “Ama Sua” (No seas ladrón), “Ama Llulla” (No seas mentiroso) y “Ama Quella” (No seas ocioso). De tal importancia fueron dichas normas que hoy el Ministerio Público del Perú (encargado del aparato judicial y fiscal del estado) lo lleva en el logotipo, como imagen esencial. De esto podría concluir acaso “¿el hispanismo fué parte de la enfermedad social respecto al compromiso que hoy padece el país?”. De cualquier manera, siempre estoy seguro de mi composición social respecto a la conquista, cincuenta y uno por ciento indigenista, cuarenta y nueve por ciento hispanista; siempre asevero que la hispanización del Perú trajo consigo cosas buenas tanto como malas, pero cada vez que reviso la historia peruana antes de la llegada de Pizarro (Líder de la Empresa Conquistadora Española) me encuentro con una nostalgia de ventajas.

Logo del Ministerio Público del Perú.



Ya por los últimos días del mes, empecé a compartir más con las tunas a las que me congregaba en sus respectivas universidades, que por cierto fue una de las primeras acciones que hice al llegar a Bogotá: buscar la tradición del negro menester. Entonces me siento pardillo de las tunas de la Universidad Católica de Colombia, la Universidad Nacional de Colombia, Universidad EAN (Escuela de Administración de Negocios) y la Universidad Unilatina, quienes con tremenda amabilidad me acogieron como uno más de los suyos; hoy estoy convencido que gracias a ésta tradición he podido conocer muchas cosas y pasado experiencias, cada una de ellas mejores que las otras; aún me falta asistir con la tuna de la Pontificia Universidad Javeriana que con mucha amabilidad me invitaron y otras universidades a quienes les estoy atento la respuesta de un mensaje enviado desde que llegué.

Éste es el segundo mes en la Tierra del Café y viene el tercero, abril.